El ejército israelí está instando al complejo industrial militar para que acelere el desarrollo del futuro sistema defensivo antimisiles basado en láser, con el objetivo de entregar el primer sistema operativo a principios del próximo año y desplegarlo cerca de la frontera con la Franja de Gaza a mediados de 2022.
Estos nuevos sistemas basados en láser están pensados para neutralizar los ataques con misiles Qassam que amenazan a las poblaciones judías cercanas a la frontera con Gaza, destinando los misiles del Iron Dome a repeler ataques efectuados con misiles de mayor alcance como los Grad, los M-75 o los M-302.
La razón de ser del proyecto obedece a una doble necesidad, económica y técnica al mismo tiempo: Existe por un lado la necesidad imperiosa de reducir el coste operativo, que actualmente asciende a la nada despreciable cantidad de 53.000 dólares por cada disparo. Es cierto que sólo se dispara un misil cuando se detecta que el misil entrante puede caer en zonas pobladas o en zonas industriales, pero aún así constituye una cantidad muy elevada. En cuanto a la necesidad técnica, es muy simple: se busca poder hacer frente a un ataque múltiple en varias oleadas de manera efectiva, evitando la posibilidad de quedar en cualquier momento desprovistos de munición.