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martes, 24 de marzo de 2020

Análisis técnico del AGM-158C


Siguiendo la hoja de ruta del proyecto OASuW (Offensive Anti Surface Weapon) la US Navy ha puesto ya en producción un misil antibuque de última generación, creado en base a una modificación del AGM-158B, misil de crucero sigiloso y altamente preciso desarrollado por Lockheed Martin, que vuela hacia su objetivo casi rozando la superficie, pudiendo alcanzar objetivos ubicados a una distancia de hasta 997 kilómetros.


Lockheed Martin ha seguido adelante con el desarrollo, y el resultado ha sido el misil AGM-158C, reconocido por la US Navy como un misil antibuque de largo alcance, técnicamente un LRASM (Long Range Anti-Ship Missile). Este nuevo desarrollo de Lockheed incorpora un sistema de navegación basado en GPS inercial, está propulsado por un motor F107 de alta eficiencia, y va armado con una ojiva de 453 Kg., del tipo penetración / fragmentación.


Dado que se trata de un misil pensado para destruir buques a larga distancia y éstos son objetivos móviles, Lockheed lo ha dotado de un sistema de guía basado en Inteligencia Artificial, que permiten al misil buscar, identificar y clasificar de forma autónoma cada blanco potencial, pudiendo distinguir entre buques amigos, buques enemigos civiles, buques de guerra enemigos de baja prioridad, y buques de guerra enemigos de alta prioridad. Esto no quiere decir que sea un misil concebido para llevar a cabo misiones de forma autónoma prescindiendo de las decisiones humanas, sino todo lo contrario: El misil se lanza siempre contra un objetivo designado por humanos, comunicándose en todo momento con humanos gracias a un enlace de datos bidireccional. Ahora bien, en caso de que se interrumpa el enlace de datos, el misil pone en marcha el sistema autónomo que le permitirá seguir viajando hacia su objetivo, maniobrar alrededor de naves neutrales u hostiles que se interpongan en su camino.


En cuanto a la orientación del misil hacia su objetivo, no se basa en un sistema de radar, sino todo lo contrario: en lugar de exponerse utilizando su propio radar para buscar un objetivo, el misil se guía por un buscador RFS (Radio Frequency Signals) que capta las señales emitidas por el radar del buque enemigo, orientando el misil hacia él. Pero ya en la etapa terminal, el misil desciende hasta rozar la superficie marina, y entrega el control de orientación a un sensor infrarrojo que ofrece suficiente fidelidad para apuntar a ubicaciones específicas del buque a fin de poder causar el máximo daño. Por lo demás, tan sólo queda añadir que, para asegurar el hundimiento de todo tipo de buques con independencia de su tamaño, el sistema de Inteligencia Artificial de este nuevo misil posibilita lanzar varios misiles a un mismo blanco, y que éstos se comuniquen entre ellos para llevar a cabo un ataque de enjambre simultáneo que provoque múltiples daños, abocando al buque a una situación irremediable.

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Por qué -y hasta qué punto- conviene incorporar la Inteligencia Artificial a las "Armas Nucleares 4.0"


Numerosos investigadores europeos y estadounidenses vienen prestando cada vez más atención a la posibilidad y conveniencia de que en los próximos años, las nuevas armas nucleares -y la infraestructura construida para operarlas- incluyan mayores niveles de automatización basada en Inteligencia Artificial, siguiendo las pautas marcadas por la cuarta revolución industrial, conocida también como Industria 4.0.


Sin ir más allá en el tiempo, a principios de este mes tres destacados expertos norteamericanos (Michael Horowitz, Paul Scharre y Alexander Velez-Greenhan publicado un análisis exhaustivo de cómo la automatización ya está siendo implementada en los sistemas de comando y control nuclear, y del riesgo que supondría traspasar ciertas líneas rojas en el nivel de automatización. El informe señala que los sistemas de armas nucleares ya incluyen algunas funciones automatizadas, que pueden ir desde alertar automáticamente a los operadores de armas nucleares de que se ha lanzado un ataque desde territorio enemigo, hasta, en caso de lanzar un contraataque sin trayectoria de vuelo, reprogramar automáticamente las trayectorias de vuelo y reorientar los misiles para alcanzar sus correspondientes objetivos.


Uno de los puntos clave que desean destacar los autores, reside en el riesgo de confiar excesivamente en la automatización, ya que si dejamos a la Inteligencia Artificial tomar decisiones arriesgadas prescindiendo de la inteligencia y la voluntad humanas, dejamos abierta una amplia ventana de posibilidades para que se desencadene un lanzamiento accidental que desencadene la Tercera Guerra MundialEl riesgo de que una excesiva automatización desencadene la Tercera Guerra Mundial no es en modo alguno algo que pertenezca únicamente al ámbito de la fantasía, ya que en la medida que los sistemas de mando y control estén gobernados por ordenadores carentes de control humano, en esa medida pueden ser susceptibles de ser intervenidos por el enemigo.


Sin embargo, a pesar de todos estos inconvenientes, los autores del informe creen que podría haber razones para implementar más Inteligencia Artificial y automatización en los sistemas de armas nucleares, ya que los ordenadores podrían procesar más datos y permitir a los funcionarios a cargo de las armas nucleares una mayor conciencia de la situación. Desde luego la seguridad nuclear absoluta no existe, pero los autores creen que, si se usa correctamente, la Inteligencia Artificial aplicada al control del armamento nuclear puede contribuir a aumentar la fiabilidad, reducir el riesgo de accidentes, y hacer ganar más tiempo a quienes deben tomar la decisión final.