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sábado, 13 de junio de 2020

El error y las consecuencias de creerse invulnerables

En el arte de la guerra del Siglo XXI, algunas ideas estúpidas nunca pasan de moda, por infundadas que sean. Y una de esas estúpidas ideas es creer que Estados Unidos es invulnerable.

Hemos escuchado esa idea una y otra vez durante décadas, a pesar de que China y Rusia han desarrollado misiles hipersónicos capaces de poner de rodillas a Estados Unidos en un primer ataque.

El problema de admitir una premisa equivocada, es que las conclusiones normalmente serán equivocadas. No es por ello de extrañar que los altos mandos del Pentágono estén barajando la posibilidad de reducir el número de portaaviones en servicio, dejando solo diez disponibles en lugar de los doce que la US Navy ha dicho repetidamente que necesita.

¿Por qué la US Navy dice que necesita doce y no menos?

Doce es el número más bajo que permitiría a la US Navy mantener desplegados de 3 a 4 portaaviones en lugares como el Pacífico occidental y el Golfo Pérsico.

¿Qué representaría reducir el número de portaaviones en servicio?

Reducir el número de portaaviones en servicio representaría aumentar el peligro que representa el avance militar de China, que se ha convertido ya en el principal adversario militar de los Estados Unidos en aguas del Pacífico.

¿Saben que esta reducción sería muy peligrosa en el Pacífico?

Los defensores de la reducción del número de portaaviones norteamericanos en servicio no lo saben, o al menos no lo creen, porque parten de la dificultad práctica que supondría rastrear continuamente los movimientos de esos portaaviones en el Pacífico para lanzar un primer ataque y dejarlos fuera de combate: requeriría utilizar sistemas basados en satélites, en un número no inferior a cien, ubicados en una órbita terrestre baja, y comunicados con armas antibuque de largo alcance y un ágil sistema de comando y control.

¿Y China no posee ese tipo de sistemas?

Como afirmé anteriormente, la estupidez de ciertos altos mandos del Pentágono radica en creerse invulnerables: Piensan que ese tipo de sistemas no están ni estarán al alcance de China. Sin embargo, parecen desconocer u olvidar que a ellos les pagan, entre otras cosas, para ser proactivos y adelantarse a la posibilidad de que China acabe desarrollando ese tipo de sistemas. 

¿Y qué pasaría si China lo consigue?

De nuevo, parten de la estúpida idea de su invulnerabilidad a toda costa, confiando en una defensa en capas que incluye el ala aérea del portaaviones, los buques de escolta en red, y las propias defensas a bordo del portaaviones: Sólo utilizando el ala aérea podrían bloquear el radar y las comunicaciones del enemigo, destruir objetivos en el mar o en tierra utilizando armas guiadas, y proporcionar vigilancia aérea a todos los restantes buques.

¿Y si China decide lanzar un primer ataque submarino?

Según ellos, a 35 mph (56 Km/H) los portaaviones estadounidenses pueden escapar de los submarinos y desaparecer en el océano en cuestión de minutos. Y aunque lanzase un ataque, su probabilidad de hundirlo sería cercana a cero: Los torpedos chinos tan solo tendrían un efecto modesto. Pero lo más probable es que el submarino nunca llegase a la posición de disparo habida cuenta de los avanzados equipos anti submarinos con los que generalmente cuentan los grupos de escolta de los portaaviones.

Conclusión

Estados Unidos parece estar durmiéndose en los laureles, o de lo contrario no se entiende cómo puede ser que esté barajando reducir el numero de portaaviones en activo.

Quizá la explicación resida en que se consideran invulnerables, o en que se creen capaces de someter al enemigo sin luchar, o quizá crean que nunca se dará un primer ataque procedente de China o Rusia.

En mi opinión, Estados Unidos no es invulnerable, no es capaz ya de enviar a sus ejércitos a una guerra contra China o Rusia, y está perdiendo terreno frente a sus adversarios, que pueden ponerles de rodillas en un primer ataque.

domingo, 7 de junio de 2020

Amenazas militares al comercio global


Rara vez nos tomamos el tiempo para pensarlo, pero tanto España como el resto del mundo va a seguir necesitando vías marítimas seguras para conectarnos, alimentarnos, y abastecernos: El 90 por ciento del comercio mundial viaja por mar, y cada buque mercante se enfrenta constantemente a una serie de amenazas que van desde la piratería hasta la prohibición de tránsito por un área determinada.

Sin embargo, las principales amenazas que planean a día de hoy sobre el comercio mundial tienen como denominador común la militarización y cierre al tráfico marítimo de ciertas areas de alto valor estratégico, llevada a cabo durante la última década por China, IranRusia.

China

China está militarizando el 90 por ciento del Mar del Sur de China, el cual considera territorio propio basándose en un mapa dibujado por cartógrafos chinos en 1947.

Desde 2014, ha construido en esa zona islas artificiales en las que ha desplegado baterías de misiles antiaéreos y antibuque, pistas de aterrizaje de grado militar y sistemas de radar.

Para limitar el tráfico marítimo por esa zona estratégica, además de las baterías de misiles antes mencionadas cuenta con una poderosa fuerza aerea y una armada compuesta por 102 buques de combate (2 portaaviones, 30 destructores, 47 fragatas, y 23 corbetas) que suponen una fuerza sobresaliente, si tenemos en cuenta que la Séptima Flota de Estados Unidos, que se encarga de las operaciones en el Océano Pacífico y parte del Océano Índico, despliega tan solo 50 buques de combate.

Iran

También hay amenazas al transito de buques en el Golfo Pérsico, provenientes de Irán: La república islámica ha amenazado repetidamente con cerrar el Estrecho de Ormuz, y en esa zona hostiga con frecuencia a los buques de guerra estadounidenses, ha confiscado ilegalmente buques de carga, e incluso ha atacado buques mercantes.

Rusia

Rusia reclama la mitad del Círculo Polar Ártico y todo el Polo Norte.

Al igual que China, Rusia ha militarizado la zona poniendo en pie seis nuevas bases al norte del Círculo Polar Ártico, abriendo 16 puertos y 13 aeródromos en la región, y desplegando sofisticadas baterías de misiles antiaéreos en el Artico.

Además, la armada rusa está afianzando su presencia en el Mar Mediterráneo, gracias a contar con una base estratégica en la costa siria.