martes, 30 de julio de 2019

El veto a las exportaciones del Arrow-3 ensombrece el éxito de Alaska


A pesar de la exitosa prueba del misil Arrow-3 israelí en Kodiak, Alaska, el gobierno de Estados Unidos continúa vetando su exportación: Para cualquier arma israelí desarrollada con fondos estadounidenses, Washington mantiene un veto sobre cualquier venta fuera del propio Israel, a fin de que los productos israelíes no compitan con los estadounidenses.


Esto significa no sólo que Estados Unidos no comprará el Arrow-3, sino que tampoco Israel podrá vender otros sistemas de defensa como el Iron Dome a países interesados como Corea del SurIsrael ha venido presionando al Pentágono para que permita las exportaciones del Arrow, pero a pesar de la oferta de IAI de construir componentes clave del Arrow en una subsidiaria de Mississippi, los estadounidenses mantienen con firmeza su veto.

A principios de este año, la presión estadounidense impidió que Rafael ofreciera el sistema David's Sling a Suiza, y bloqueó asimismo la venta del Iron Dome a Corea del Sur. Y no sólo sistemas antimisiles: Muchas fuentes israelíes se quejan de que la influencia de Estados Unidos impidió que IAI vendiese aviones-radar de alerta temprana a Corea del Sur y al Reino Unido, con el fin de mejorar las posibilidades del Boeing Wedgetail.


Estados Unidos también bloqueó la venta de cazas israelíes F-16 mejorados a Croacia, con el argumento de que los cazas fueron construidos y en gran parte pagados por Estados Unidos. Algunas fuentes israelíes culpan también a Estados Unidos de interferir incluso en una venta nacional israelí, diciendo que está presionando al gobierno israelí para que compre aviones cisterna Boeing KC-46 en lugar de un 767 que IAI ofreció convertir para la misión.


Una forma en que las empresas israelíes podrían sortear la resistencia estadounidense es mediante la incorporación de socios y filiales estadounidenses. Estos aliados estadounidenses van desde el modesto Stark Aerospace en Mississippi, construyendo contenedores de misiles Arrow para IAI, hasta el gigante global Lockheed que trabaja en misiles y radares israelíes.


Sin embargo, a pesar de la tensión existente en las relaciones comerciales, hay que señalar que la cooperación operativa marcha a buen ritmo: El radar que detectó objetivos para el Arrow durante la prueba de Alaska fue un AN / TPY-2 estadounidense, que si bien fue diseñado para las baterías THAAD de Estados Unidosha demostrado ser capaz de transmitir sin problemas los datos de los objetivos a las baterías israelíes. Esto ha propiciado que uno de esos radares tenga ya una base permanente en Israel, y que a principios de este año se haya desplegado una batería THAAD conectada al escudo antimisiles israelí.


¿Qué es el Arrow-3?
El Arrow-3 es un misil anti-balístico hipersónico exoatmosférico, desarrollado  y financiado conjuntamente por Estados Unidos e Israel. Está fabricado conjuntamente por Boeing e Israel Aerospace Industries. Proporciona la intercepción exo-atmosférica de ICBMs. Tiene un rango de vuelo reportado de hasta 2.400 km y según el presidente de la Agencia Espacial Israelí, puede servir como arma antisatélite. Esto haría de Israel uno de los pocos países del mundo capaz de interceptar y destruir satélites.

¿Qué es el Iron Dome?
El Iron Dome es un sistema defensivo antiaéreo desarrollado por la empresa Rafael Advanced Defense Systems. Básicamente se trata de un sistema de misiles diseñado para interceptar y destruir cohetes de corto alcance y proyectiles artilleros lanzados desde una distancia de 4 a 70 kilómetros. Este sistema está siendo utilizado por el Estado de Israel, quien prevé a medio plazo aumentar el alcance efectivo de sus misiles hasta 250 kilómetros y aumentar su versatilidad, así como su capacidad para interceptar misiles provenientes de múltiples direcciones.



¿Quién es IAI?
IAI es la principal industria aeronáutica de Israel, y produce sistemas aeronáuticos para uso civil y militar, además de ejecutar el mantenimiento en Israel de los aviones militares y civiles comprados en el extranjero.



¿Quién es Rafael?
Rafael Advanced Defense Systems Ltd., más conocida simplemente como Rafael, es una empresa desarrolladora y fabricante de tecnología militar. Fundada como Laboratorio de I&D para el Ministerio de Defensa de Israel, en 2002 fue convertida en compañía de responsabilidad limitada.


¿Qué es David's Sling?
David's Sling, también conocido anteriormente como Magic Wand, es un sistema defensivo desarrollado conjuntamente por la empresa israelí Rafael y la empresa estadounidense Raytheon, diseñado para interceptar aviones enemigos, drones, misiles balísticos tácticos, cohetes de mediano a largo alcance y misiles de crucero, disparados a distancias desde 40 hasta 300 km.

viernes, 26 de julio de 2019

Russia’s NC3 and Early Warning Systems


In this essay, Leonid Ryabikhin argues that distrust, misunderstanding and concern prevail in US/NATO and Russia relations “which increases the risk of unintended or accidental conflict. Human or technical mistakes and a variety of natural events can cause the failure or malfunction of technical systems and errors in decision making. The absence of contacts between the United States and Russian military and the failure to reach new agreements while existing agreements collapse worsens an already dangerous situation.”

Leonid Ryabikhin holds research positions in the Russian Diplomatic Academy and in the Institute of World Economy and International Relations. In 1989, he joined the Committee of Soviet Scientists for Peace Against Nuclear Threat and the Committee of Scientists for Global Security and Arms Control where he is Executive Secretary. He also served in the USSR  Air Force.

Acknowledgments: The workshop was funded by the John D. and Catherine T. MacArthur Foundation.

This report is published simultaneously by Technology for Global Security and is published under a 4.0 International Creative Commons License.

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jueves, 25 de julio de 2019

Razones para acelerar el programa GBSD


En breve, la USAF va a solicitar propuestas de la industria militar para desarrollar el programa GBSD (Ground Based Strategic Deterrent), que reemplazará los viejos misiles Minuteman III implementados en la década de 1970 y actualizará sus anticuadas instalaciones de lanzamiento. Los nuevos ICBMs deben comenzar a unirse al inventario a finales de 2020 y operar hasta la década de 2070.

Algunas voces críticas a la modernización de la triada nuclear de los Estados Unidos han pedido que se retrase e incluso que se cancele el GBSD en favor de otra extensión de la vida útil del Minuteman III. Sin embargo, la mayoría de expertos creen que retrasar o cancelar el GBSD equivaldría a renunciar unilateralmente a la existencia de la triada nuclear, poniendo en jaque a los Estados Unidos: Oficialmente, Estados Unidos dispone de 450 Minuteman III repartidos por 45 centros de lanzamiento dispersados operativamente en cinco estados. Este despliegue ofrece un conjunto único de capacidades para disuadir a sus adversarios de amenazar de forma creíble o de llevar a cabo con posibilidades de éxito un ataque nuclear. Si Estados Unidos renuncia unilateralmente por negligencia al componente terrestre de su triada, bastaría con atacar tres bases de bombarderos y dos bases de submarinos para eliminar la mayor parte de su fuerza nuclear.

Un variedad de factores obligan a poner en marcha e incluso acelerar el programa GBSD. El primero y principal, que existen serias dudas de que sea verdaderamente útil un ICBM diseñado hace medio siglo: Las defensas antimisiles no son las de 1970, las amenazas cibernéticas aumentan, y la guerra electrónica junto con las armas de energía dirigida plantean nuevos desafíos para la supervivencia del Minuteman III. La Revisión de la Postura Nuclear de 2018 lo expresó claramente: "La vida de servicio del Minuteman III no puede extenderse más ... Además, el Minuteman III tendrá cada vez más dificultades para penetrar en las futuras defensas del adversario".

En segundo lugar, el combustible sólido que impulsa las etapas inferiores del Minuteman III se degradará a partir de 2030, por lo que será necesario retirar el combustible degradado, lavar sus respectivos contenedores, y cargar el nuevo combustible. Tras esta operación, es posible y altamente probable que algunas de estas etapas no encajen, y deban ser reemplazadas. Esta posibilidad resulta particularmente peligrosa, por la sencilla razón de que ya no se fabrican. Pero, aunque encajasen perfectamente y sin problemas, la tercera etapa de los Minuteman III, que está construida con materiales compuestos, no se puede lavar y será necesario reemplazarla. Por añadidura y por si acaso todo lo anterior no bastase, hará falta reemplazar componentes críticos en el sistema de guía del Minuteman III, ya que llegarán al final de su vida útil. Estos y otros esfuerzos para mantener el Minuteman III más allá de su fecha de reemplazo programada costarían miles de millones de dólares y posiblemente no sirvan para nada verdaderamente útil, debido a las razones expuestas en el párrafo anterior.

En tercer lugar, retrasar el GBSD no tiene sentido económico: Por un lado, porque los nuevos ICBM comenzarían a entrar en servicio antes de que el Minuteman III deje de estar disponible. Y por otro lado, porque una demora del GBSD requeriría gastar miles de millones de dólares en parchear el Minuteman III. Costaría mucho menos adquirir y mantener el GBSD a lo largo del tiempo.

Finalmente, los programas de extensión de vida no resolverían el inminente déficit de inventario de Minuteman III: Ahora hay oficialmente 450 misiles. Para garantizar que este anticuado sistema funcione, la USAF realiza entre cuatro y cinco lanzamientos de prueba por año. Si se demora el GBSD, la combinación de 1) Lanzamientos de prueba y 2) Desgaste por obsolescencia de las piezas, podría mermar dramáticamente el inventario de Minuteman III hasta hacerlo prácticamente inservible.

En resumen: mantener al Minuteman III más allá de su fecha de reemplazo planificada no proporcionaría las capacidades necesarias para la disuasión del siglo XXI, podría costar mucho más que el GBSD y equivaldría a renunciar unilateralmente a la tríada, aumentando la disposición de China y Rusia para intentar poner de rodillas a los Estados Unidos. Por el contrario, acelerar el programa GBSD evitaría estos riesgos y garantizaría la paz durante los próximos cincuenta años.