domingo, 25 de agosto de 2019

La Alternativa del Diablo


En la actualidad, Estados Unidos debe enfrentarse a la realidad de que no es ya tan invulnerable como lo fue: Por un lado, porque sus adversarios tradicionales han modernizado su armamento estratégico nuclear. Y por otro lado, porque Estados Unidos ha retrasado la modernización de sus misiles intercontinentales con base terrestre.

Ante esta realidad, el Pentágono se debate entre distintas opciones, a cual peor. Algunas de estas opciones están siendo impulsadas por lobbies pacifistas radicales, y se basan en gran medida en consignas atractivas tipo años 70, basadas en la premisa de que las armas son malas por su propia capacidad de producir la muerte. Esta premisa es errónea como tantas otras premisas que dieron lugar a la ideología pacifista que seguimos padeciendo en occidente, pues contradice una realidad tan simple y evidente como que las armas por sí solas no matan: Lo que mata es el odio. Cuando alguien odia a muerte, le bastará con la pata de una silla para matar a quien odia. ¿Debemos por tanto eliminar las patas de las sillas?

Entre todas las opciones que proponen los pacifistas, hay una que parece diseñada por el enemigo. Es la más grave y peligrosa de todas ellas pues consiste simplemente en eliminar los ICBMs terrestres en suelo norteamericano. ¿Es peligrosa esta opción? Sí, sin duda: Es la más peligrosa porque facilitaría dramática y peligrosamente el cálculo de objetivos de un adversario.

Imaginemos que Estados Unidos decidiera eliminar sus ICBMs terrestres. Esto equivaldría a eliminar 450 misiles Minuteman III y 48 centros de control de lanzamiento. ¿Qué haría falta ya para poner de rodillas a Estados Unidos? Muy poco: bastaría con atacar tres bases de bombarderos de la USAF, dos bases de submarinos, y todos los submarinos estadounidenses que estuvieran en servicio. Estados Unidos no tendría más alternativa que rendirse.

Otra alternativa que se baraja (no por los pacifistas, ciertamente) es modernizar los ICBMs con base terrestre. Esta alternativa permitiría mantener un cierto nivel de disuasión, pero no nos engañemos: Modernizar 450 ICBMs, 450 silos y 48 centros de lanzamiento tendría un coste extraordinario y lo que es peor, requeriría más de diez años hasta completarse. En ese tiempo el enemigo tendría tiempo suficiente para modernizar de manera paralela su capacidad de agresión, hasta el punto de que cuando entrasen en servicio los nuevos ICBMs, éstos ya estarían prácticamente obsoletos.

¿Otra alternativa? La Alternativa del Diablo: Atacar a China y Rusia antes de que sea demasiado tarde. Si sale bien, malo. Y si sale mal, peor. Sólo nos queda esperar, y que sea lo que Dios quiera.

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