El almirante jefe del comando Indo-Pacífico, Philip Davidson, pretende gastar veinte mil millones de dólares en un ambicioso proyecto concebido para dispersar más tropas y armamento avanzado en todo el Pacífico, desplegar sistemas de defensa antimisiles y crear una red de campos de entrenamiento conjuntos que se extiendan desde California hasta Japón.
La propuesta pretende que la región del Pacífico sea la prioridad número uno del Pentágono, de acuerdo con la Estrategia de Defensa Nacional, que se enfoca a impedir a toda costa la supremacía militar china. Esto es algo que según Davidson se está olvidando a la hora de asignar fondos, ya que la cantidad solicitada constituye tan sólo un 80 por ciento de lo que Washington lleva gastado en la EDI (European Defense Initiative) durante el último lustro.
El proyecto divide el esfuerzo en cinco segmentos, cuyas inversiones conjuntas equivaldrían a 1.600 millones de dólares en el presupuesto fiscal 2021, y 18.400 millones entre 2022 y 2026. La partida más importante asciende a 5.200 millones para inversiones en sistemas de defensa antimisiles. En definitiva, la idea de Philip Davidson es enviar a China un mensaje muy claro, y es que abandone toda ilusión de contrarrestar la supremacía militar norteamericana en la región del Pacífico.
No obstante y a pesar de todos estos esfuerzos, la situación podría complicarse en esa zona a corto plazo ya que los dos portaaviones asignados están actualmente "fuera de combate": El USS Reagan está siendo reparado en Japón, y el USS Roosevelt permanece en cuarentena detenido en Guam por un serio brote de COVID-19 entre su tripulación. ¿Cómo aprovechará China esta situación? El tiempo lo dirá. Son momentos inciertos, y cualquier error de cálculo podría desembocar en una espiral de violencia incontrolable.
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