Beijing acaba de incorporar el DF-12 (antes denominado MS-20) a su arsenal de misiles balísticos. Para Estados Unidos no se trata en modo alguno de una buena noticia, máxime teniendo en cuenta que este misil cuenta con ciertas contramedidas para contrarrestar los sistemas antibalísticos norteamericanos.
Ahora bien, por fortuna para ellos el misil DF-12 dificilmente podría alcanzar territorio americano ya que se trata de una copia del Iskander-E ruso, cuyo alcance no supera los 300 kilómetros. Como mucho, este misil podría golpear a Taiwan, aliado de Estados Unidos en la región. No obstante, el problema no reside en la posibilidad de que PUEDA golpear aquí o allá, sino que a diferencia de otros balísticos, este verdaderamente PUEDE golpear ya que incorpora sistemas de guiado y corrección de trayectoria concebidos para entrar en acción durante la fase terminal de su recorrido. Una vez alcanzado su objetivo, detonará 400 Kg de explosivos termobáricos generando una sobrepresión de treinta bares y una temperatura de entre 2500 y 3000 ºC.
Fuera de la nube, la onda explosiva viajará a más de 3 km/s. generando un vacío capaz de arrancar objetos que no estén bien sujetos. Ahora bien, como efecto más serio, el vacío arrastrará el combustible no explosionado pero aún en combustión, causando una penetración del mismo en todos los objetos no herméticos dentro del radio de la explosión y produciendo su incineración instantánea. Pueden presentarse daños internos y asfixia en las personas que hayan quedado fuera de la zona de mayor efecto de la explosión (por ejemplo, en galerías o túneles profundos) a consecuencia de la onda explosiva, el calor y la subsiguiente extracción del aire debida al vacío.
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